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      Transición energética y sostenibilidad

El Consejo Mundial de Energía desde hace casi 100 años trabaja para ayudar a los gobiernos y países a alcanzar la sostenibilidad energética, entendida como el balance entre la seguridad, la equidad (acceso y asequibilidad) y la sostenibilidad ambiental. Alcanzar un balance en estas tres dimensiones es el gran reto al que se enfrentan los gobiernos y este no es ajeno a la llamada Transición Energética y sostenibilidad.

En los escenarios energéticos a 2060 del Consejo Mundial de Energía, la tendencia de la descarbonización es muy clara, se ven picos en la demanda de carbón hacia el año 2040 y reducciones sustanciales en la demanda de petróleo para 2050. En contraste, vemos como la demanda de electricidad se va a duplicar y la participación de las energías renovables en la generación de electricidad pasará del 10% que tenemos hoy en día hasta un 50% en 2060.

Esto será jalonado principalmente por las reducciones de costos en las tecnologías, que, se espera, continúen a la baja. Para ilustrar, desde 2010 los costos de la generación solar fotovoltaica se han reducido en más del 70% y los de la energía eólica on-shore en más 25%.

Otro factor importante que está jalonando la descarbonización del sector es el compromiso que han asumido distintos gobiernos en el mundo con este tema. Hoy en día más de 146 países tienen metas de incorporación de energías renovables en su matriz. Y en Colombia, ya hemos superado la meta propuesta por el gobierno de incorporar 1.500 MW de energías renovables no convencionales a la matriz de generación.

Sectores como el de transporte juegan también un rol muy grande en la descarbonización de la economía. Se estima que el transporte eléctrico podría desplazar el consumo de 7.3 millones de barriles diarios de petróleo para 2040. Para ese mismo año, habrá 33 millones de vehículos eléctricos en las calles y el 55% de las ventas corresponderá a este tipo de automotores. Esto será gracias a la reducción en los precios de las baterías que llevarán a la paridad de precios entre vehículos eléctricos y vehículos a combustión para 2024, así como por la tendencia, que ya vemos hoy, de electrificar los sistemas de buses en las ciudades.

Otras nuevas tecnologías también entrarán a jugar un rol muy importante en la descarbonización. En particular, en el Consejo vemos que el hidrógeno verde será clave. El hidrógeno verde, es decir, el que se crea a partir de fuentes renovables, puede ser el complemento ideal a las energías limpias y ayudar a descarbonizar sectores que no son fáciles de electrificar, al tiempo que puede facilitar funciones de almacenamiento de energía.

El potencial del hidrógeno es enorme. Sólo para ilustrar, la combustión de un kilo de este libera tres veces más energía que la combustión de un kilo de gasolina, con el beneficio que su combustión tiene como único residuo agua. También puede ser usado para convertir la energía que almacena en electricidad, producir calor en procesos industriales e incluso desarrollo de motores de vehículos a base de este interesante elemento.

La electrificación del transporte, junto con una mayor participación de energías renovables en la generación, la incorporación de tecnologías como el hidrógeno y una reducción en la demanda de otros energéticos son las grandes tendencias de la descarbonización. Lo que vemos es que estos temas le apuntan a los tres pilares de la sostenibilidad. Por el lado ambiental, la generación a partir de fuentes renovables e hidrógeno verde y mayor uso de la electricidad para el transporte, van a llevar a una reducción en las emisiones.

Por su parte, también las energías renovables son una forma de llevar electricidad a familias que todavía no tienen acceso a la energía ayudando a avanzar en la equidad energética. No debemos dejar de lado también que el uso de renovables y electrificación del transporte contribuyen a tener acceso a energéticos a menores precios.

En suma, todos estos temas contribuyen a la seguridad energética de los sistemas. Las energías renovables e hidrógeno ayudan a diversificar y hacer más resiliente la matriz de generación. El hidrógeno y los vehículos eléctricos como fuentes de almacenamiento también contribuyen enormemente a aumentar la seguridad energética de los sistemas.

Como se puede observar, en Colombia contamos, privilegiadamente, con el mejor abanico de soluciones en materia de energías renovables, lo que se convierte en un pilar muy bien cimentado para afianzar y fortalecer la transición energética, justo en estos momentos en que la coyuntura mundial nos obliga a adaptarnos a las nuevas velocidades del cambio climático.

Fuente

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