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¿Sabías que casi 2 millones de viviendas de la región se podrían haber abastecido con electricidad durante todo el 2019, utilizando las pérdidas generadas en los sistemas de transmisión y distribución? Para disminuir estas pérdidas, el BID ha desarrollado Energizados, una herramienta que usa inteligencia artificial para automatizar la detección de fraudes eléctricos.

Para que la electricidad llegue a las ciudades, comunidades y empresas, la energía eléctrica debe transportarse empleando redes de transmisión, transformadores, líneas de distribución y varios equipos. Sin embargo, existe un porcentaje que se pierde en dicho transporte. Estas pérdidas se conocen como “pérdidas técnicas” y son inherentes al trasporte de electricidad. Adicionalmente, existe otro tipo de pérdidas energéticas, las “pérdidas no técnicas.” América Latina y el Caribe pierde aproximadamente 15% del total de la oferta de electricidad.

Las pérdidas no técnicas son aquellas causadas normalmente por robos y fraudes eléctricos.  El primero (pérdidas por robo) es cuando un individuo realiza conexiones ilegales a la red eléctrica para evitar pagar los consumos; el segundo (pérdidas por fraude) ocurre cuando una persona manipula los medidores eléctricos o cableados con el fin de reducir las lecturas del consumo de energía y pagar menos.

Las consecuencias de las pérdidas no técnicas

En consecuencia, el hurto de energía no afecta solamente a las empresas distribuidoras y comercializadoras, sino que repercute sobre toda la comunidad: las conexiones ilegales pueden causar explosiones, incendios, daños a la propiedad, electrocuciones y hasta la muerte. Además, el robo de energía origina pérdidas directas de ingresos e incrementa los costos operacionales de la distribución, y que en general, son transferidos a la población.

Por ejemplo, en Brasil, se estima que en el año 2017 por robo se dejaron de facturar aproximadamente 62 millones de dólares— solamente en el área de concesión de la CEEE, empresa distribuidora. Aunque se tiende a creer que los mayores fraudes se dan en el sector residencial, la realidad es que existen más pérdidas económicas debido a fraudes y robos en el área comercial.

Por lo tanto, reducir las pérdidas no técnicas es clave para mantener la sostenibilidad financiera de las empresas y el buen funcionamiento de la red eléctrica, evitando sobrecargas que puedan ocasionar apagones y el deterioro de esta.

En los últimos años, han surgido nuevas tecnologías que permiten atacar el problema del fraude en diversos sectores. Tecnologías como los medidores inteligentes (Smart Meters), el internet de las cosas (IoT), la inteligencia artificial (AI) y el aprendizaje automático (Machine Leaning) hacen que este inconveniente sea más fácil de identificar y reducir. Por ejemplo, las entidades bancarias hacen uso de estas tecnologías de punta para detectar comportamientos que indican un delito financiero. Dado el éxito en este sector, otros sectores como la industria eléctrica, empezó hacer uso de ellas para la identificación de las pérdidas no técnicas.

Fuente: BID

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